martes, 11 de febrero de 2014

HIMNO AL ORIGINAL DON TABACO (Nov.1964)

"¡Salve, don Tabaco, a tí te saludo! Biemvenido seas tú, que eres según el Espasa Ilustrado, un rollo de hojas apretadas de una planta solanácea, originaria de América, de flores purpúreas o amarillas. Inclito don Tabaco, alto como un patagón, discutidor como un diablo, indocto y perfecto ignorante como un Espasa sin ilustrar, delgado cual palo de escoba y moreno por haber pasado tus vacaciones de verano en la playa.

Digno  hermano de Baco, con el cual rimas en consonante, don Tabaco! Líbrame de las tarifas e impuestos, pues has pagado aduanas para venir a España a veranear. Semejante al chino opio, fiel acompañante del solitario vagabundo. Oh, don Cigarro, tú también usas larga sombra, como nosotros los  mortales!

Salve, oh Tabaco, y danos gracias porque hemos venido al mundo después del siglo XVII! Porque, desdichados aquellos infelices anteriores al feliz y dichoso siglo de Indias. A tí te saludo, don Tabaco, porque eres múltiple y políglota (tienes más marcas que todos los demás productos juntos).

Sueño dorado de los latinos y realidad nefanda de los filósofos, a tí te saludo! Excelentísimo y Digísimo producto perseguido tan cruelmente por los médicos! Oh, tú, que siendo médicos, tuviste que camuflarte en ataud blanco cual la nieve y el conjunto de todos los colores, bienvenido seas!

Gran negocio de los negocios en bancarrota, consolador de los obreros, que según malas e inautorizadas voces eres ensombrecedor y embrutecedor de la mente, al igual que tu gemelo líquido, don Llegó. Ambientador ideal, según alguno, chimenea... (interrupción de las Musas a causa de un codazo efectuado por un compañero flaco, pero oh felicidad tan feliz, ya siento el soplo cálido de la  Polyucnia, la más joven de las hijas de Zeus y Mnemosyne...) ...artificial humana.

Oh, si hubieras sido conocido en la antiguedad. Hasta el mismísimo Anacreonte deleitaría los pabellones y trompas de Eustaquio de todos los doctos Areopagitas con los sonoros y delicados, rimbombantes y fáciles versos en tu honor: "Siempre que don Tabaco gusto, se adormecen las cuitas". Y tú serías la corona, junto con los verdes y pomposos pámpanos, para los vencedores. Salve, don Tabaco, a tí te saludo!"


Detrás del seudónimo "Polymnio", que firma este artículo, está el compañero Alfonso, uno de los sobresalientes del curso en el estudio de las Humanidades. Lo que no sé si él también era de los que fumaban a escondidas. Lo que sí sé, que las "autoridades sanitarias" han tardado más de cuarenta años (desde que Jalón ya se lo dio a entender) en decirnos claramento que "el tabaco mata", lo que ya tenían que saber desde que lo trajeron de las Indias.  Pero... ¡el negocio es el negocio!