EL DEPORTE Y LAS SALIDAS (1959)

Preceptoría Eclesiástica de Laguardia. Curso 1959-60.

Con 11 años, muchos lo que más queríamos era jugar. El fútbol, las canicas y el cinto... los recuerdo bien. El primero, en aquella pedregosa campa junto a la torre de San Juán, lo hacíamo hasta en forma de "Liga" con seis equipos, que casi cuadra con los que éramos.

Casi a la sombra de esta maravilla de Torre de Santa María, a las 16,30 jugábamos al fútbol

Las canicas era la solución más apañada para momentos cortos y grupos más reducidos. Y el cinto, de vez en cuando para enredar en la muralla y entrar en calor.

Entre juego y arte andaba nuestra afición en la "batería", aquel patio guerrero del castillo amurallado (muy importante en el Reino de Navarra desde el s.XIII al XV, que aguantó hasta 1875) por grabar a clavo y martillo nuestro nombre en el suelo pétreo.

Cuando algunas décadas después lo pude visitar, aún leí mi inscripción y la de muchos más, que ya parecían hasta importantes.

Los jueves por la tarde era por aquellos años  el descanso (en lugar del sábado) al menos en la enseñanza. Solíamos salir, formados en ternas (fila de a tres) de paseo a los alrededores. Yo, que era el tercero más bajo, iba en la primera, la que abría la pequeña tropa. El mejor premio nos parecía ir a "las colonias" (edificio de la obra social y culktural de la CAM Bilbao) a jugar al fútbol en un campo de verdad y de hierba.

Salidas más largas fueron hasta las lagunas. Y la "reina" fue la que subimos hasta arriba del Puerto de Herrera. Los más andarines y competidores lo hicimos en "carrera"... y todavía nos metimos a husmear por el frondoso bosque... donde dos o tres creimos  ver a "los ladrones de Herrera" malviviendo entre la naturaleza.

El Leon Dormido (1244 m.) es el techo de la Sierra Cantabria, al que tardé muchos años más en subir.