lunes, 18 de febrero de 2013

REUNION-ALMUERZO EN EL SEMINARIO (17.06.72)




Y desde el "paso del ecuador" ya no he tenido comunicación ni noticias vuestras hasta...

Seminario  de Vitoria, inagurado el 28.09.1930.
La comida y reunión a la que fuimos invitados al Seminario de Vitoria en la fecha citada.  Los que habían seguido los estudios, junto con otros pocos que se les habían añadido, estaban a punto de ser ordenados sacerdores.
 
Asistimos 51, con sólo tres a los que yo no había conocido. Marcos Martínez (que ya era cura),  Alberto Martínez y Miguel Vega. Otras curiosidades de los asistentes a aquella reunión: cinco estaban casados, nueve se iban a ordenar de inmediato y sólo cuatro de los que empezaron en Laguardia en 1959 acababan de un tirón, aunque fueron 18 en total los que acababan "la carrera".

Además del citado Marcos, anotaré aqui los que faltan para completar mi "puzle" de todos los que pasaron por el curso: Jesús Diez Caballero, Francisco Javier Esparza, Alberto Martínez, Matias Martínez y Miguel Vega. No se me puede pasar que desde 6ª (1964) hasta ahora (1972) hayan podido añadirse algunos por tiempos parciales.

Con todo lo anotado y comentado en estos 52 días desde la creación del blog, mis cuentas dan 106 los que pasaron por el curso entre 1959 y 1972.

Ya sé que lo que se lleva es decir... "qué bonito sería volver a vernos..." Yo me conformo con que desde este blog o por medio9 d este blog algunos nos reencontremos y saludemos ¡Con sólo eso, me daré por satisfecho de haberlo creado!


Y para terminar esta entrada, muestro mi admiración también por ese edificio, bajando algunos momentos de su inauguración.











GRANDIOSA SOLEMNIDAD.- La inauguración del magnífico Seminario ha constituido un acontecimiento de excepcional pompa y solemnidad, digno de la magnitud y la importancia del nuevo centro de enseñanza religiosa que se inauguraba. Honraron el acto con su presencia S.M. el Rey y el Nuncio de Su Santidad.

El Obispo D. Mateo Múgica, veló con celo entusiasta y providente atención porque todos  actos y festejos a que debía dar lugar la inauguración, se deslizaren con el mayor orden y alcanzasen la brillantez máxima, pudiendo decirse que  el ilustre prelado y sus celosos colaboradores consiguieron su propósito a un éxito absoluto. Todo el pueblo vitoriano se adhirió de corazón al acto. (de parte de la prensa local de la época).

Sorprende que se adhiriera tanto "todo el pueblo vitoriano"... cuando sólo  menos de  seis meses después se adhirió... a la república.  ¡La historia siempre la cuentan los interesados!

 


























































































































 











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